Estimados accionistas,
Junto con saludarles, les adjunto carta al Director del Diario La Segunda publicada el día de hoy.
Estamos haciendo las gestiones para que esta carta también sea publicada en otros medios, de manera que la opinión pública conozca la realidad de este caso y cuánto los ha afectado a ustedes como las verdaderas víctimas de este caso.
En la medida que tengamos más publicaciones, se las haremos llegar por esta vía.
Saludos cordiales
Bárbara Salinas Acuña.
"Por la recuperación de nuestro patrimonio y representatividad real en el mercado bursátil"
viernes, 10 de febrero de 2012
Caso La Polar, ¿quiénes son las verdaderas víctimas?
Estando ad portas de una nueva audiencia de formalización en el caso La Polar, la que de seguro
nuevamente refrescará a la masa crítica este emblemático y escandaloso caso financiero, bien vale
la pena hacer algunas reflexiones al respecto desde la perspectiva de los accionistas minoritarios
que represento en sede penal.Ciertamente valoramos y creemos en la legitimidad, tanto de su existencia como de su actuar,
del SERNAC por cuanto es la institución defensora de los derechos de los consumidores, cuyas
últimas intervenciones en diversas materias de su competencia han sido un valioso aporte a
nuestra sociedad, equiparando a las empresas proveedoras con los consumidores. Desde ese
ángulo, y en lo que dice relación directa con el caso La Polar, no hay duda que dicho servicio –
en virtud de las atribuciones y obligaciones que establece la ley – ha enarbolado legítimamente
la defensa de los consumidores repactados unilateralmente por la administración anterior, hecho
que fue la herramienta clave para que se cometieran los diversos delitos que hoy investiga el
Ministerio Público.
Sin embargo, a la luz de los antecedentes que han ido surgiendo, cabe preguntarse si la totalidad
de los consumidores repactados – cerca de un millón de personas- son efectivamente víctimas
de este caso. En efecto, no hay duda alguna que aquellos clientes de la multitienda que nunca
estuvieron en mora y que fueron repactados unilateralmente han sufrido un gravísimo perjuicio, el
que debe ser reparado por la empresa. Pero, otra cosa muy distintita son aquellos consumidores
que están en mora, ya sea porque nunca han pagado siquiera una cuota de los bienes que
compraron, o bien pagaron parte de esos bienes pero no alcanzaron siquiera a enterar el capital de
lo adquirido. Y este punto no es menor, en tanto cerca de dos tercios del universo de repactados
se encuentran actualmente en esa situación, con los televisores, electrodomésticos y otros bienes
adquiridos en sus casas pero impagos. Es decir, se trata de personas que no cumplieron con
sus compromisos, elemento esencial para distinguir aquellos que son merecedores o no de una
eventual indemnización. De recibir un resarcimiento, estaríamos dando un mensaje distorsionado
de aquellos valores básicos y esenciales de un país que se precia de seriedad, incluso a nivel
internacional, en el cumplimiento de sus compromisos.
De otro lado, se encuentran - a juicio de muchos y no solamente el mío – las verdaderas víctimas
directas e inocentes de este escándalo financiero inusitado en Chile: los accionistas minoritarios.
Se trata de cerca de 10.000 personas que confiaron en nuestro sistema bursátil, financiero y
en las autoridades administrativas, invirtiendo en la mayoría de los casos sus ahorros, producto
del esfuerzo de años. Hoy en día, sus acciones están devaluadas en más de un 90% y ello sin
considerar el fantasma de la quiebra que ronda desde el estallido del caso a la fecha, causando
verdaderos estragos económicos en sus familias y por qué no decirlo también un enorme daño
moral.
A diferencia de los dos tercios de consumidores morosos, los minoritarios no le deben un peso
a nadie. No han dejado de cumplir sus compromisos, al contrario, le inyectaron capital propio a
una empresa que era vendida por los actores del mercado como la “niña bonita”, una verdadera
fantasía montada y creada por ejecutivos inescrupulosos que sólo tuvieron en cuenta su beneficio
económico personal.
Tras el estallido del caso La Polar, hubo una verdadera estampida de ejecutivos de la empresa
quienes fueron desvinculados de ella precisamente por su eventual participación en los delitos
conocidos por todos. De ahí en adelante hemos advertido una nueva administración, la que con
entereza ha tenido que dar la cara a todo un país por hechos y delitos cometidos por otros. Esta
nueva administración ha demostrado su abierta y franca disposición, primero, en reconocer que
se cometieron actos ilegales e inmorales perjudicando a sus clientes, segundo, en realizar todo
lo que esté a su alcance por lograr acuerdos de indemnización y reparación a los consumidores
efectivamente afectados y, tercero, en emprender una verdadera labor titánica para salvar a
la compañía de la quiebra. Es precisamente esta actitud la que acerca a los minoritarios que
represento a esta nueva plana de ejecutivos y nos moviliza hoy día a levantar la voz y dar a
conocer a la opinión pública hechos tan relevantes como los que he señalado en las líneas
anteriores.
Por último, no podemos dejar de lado el rol del Estado quien –a través de las autoridades del
ramo – han dado ciertas señales importantes: hay que buscar los equilibrios, señaló el Ministro
de Economía Pablo Longueira. Dicha frase cobra especial relevancia, en tanto los consumidores
que fueron perjudicados deben ciertamente ser reparados, pero también es importante que la
empresa no quiebre. De lo contrario, todos pierden. Pierden los consumidores y acreedores de
indemnizaciones; pierden los accionistas minoritarios la totalidad de su inversión; pierden millones
de chilenos que cotizamos en el sistema de las AFP; y también pierden su fuente laboral 7.000
trabajadores, arrastrando con ello a sus familias. En suma, nadie gana con una quiebra de La
Polar, y por ello hemos llamado a las autoridades a mirar este caso bajo un prisma global, porque
efectivamente este es un problema que ya alcanza ribetes sociales y que requiere de esa
especial visión.
Queda mucho camino por recorrer en el caso La Polar, no sólo en los tribunales de justicia, ni en
la labor que el poder legislativo que tendrá que hacer para implementar los cambios necesarios
a fin de evitar que esto vuelva a ocurrir, porque lo que está en juego es la credibilidad de nuestro
sistema financiero y bursátil, lo que los abogados llamamos el orden público económico. Para ello
habrá tiempo y esperamos que también lleguen las soluciones definitivas.
Pero mientras tanto, se hace imprescindible poner sobre la mesa lo inmediato, lo concreto, lo
real: sólo un tercio de los clientes de La Polar son víctimas de su anterior administración, y por el
contrario, el 100% de los accionistas minoritarios son los perjudicados directos. Como me enseñó
un profesor en la universidad “las cosas son como son y no como las partes quieren que sean”
Bárbara Salinas Acuña
Abogado representante de Accionistas Minoritarios La Polar
nuevamente refrescará a la masa crítica este emblemático y escandaloso caso financiero, bien vale
la pena hacer algunas reflexiones al respecto desde la perspectiva de los accionistas minoritarios
que represento en sede penal.Ciertamente valoramos y creemos en la legitimidad, tanto de su existencia como de su actuar,
del SERNAC por cuanto es la institución defensora de los derechos de los consumidores, cuyas
últimas intervenciones en diversas materias de su competencia han sido un valioso aporte a
nuestra sociedad, equiparando a las empresas proveedoras con los consumidores. Desde ese
ángulo, y en lo que dice relación directa con el caso La Polar, no hay duda que dicho servicio –
en virtud de las atribuciones y obligaciones que establece la ley – ha enarbolado legítimamente
la defensa de los consumidores repactados unilateralmente por la administración anterior, hecho
que fue la herramienta clave para que se cometieran los diversos delitos que hoy investiga el
Ministerio Público.
Sin embargo, a la luz de los antecedentes que han ido surgiendo, cabe preguntarse si la totalidad
de los consumidores repactados – cerca de un millón de personas- son efectivamente víctimas
de este caso. En efecto, no hay duda alguna que aquellos clientes de la multitienda que nunca
estuvieron en mora y que fueron repactados unilateralmente han sufrido un gravísimo perjuicio, el
que debe ser reparado por la empresa. Pero, otra cosa muy distintita son aquellos consumidores
que están en mora, ya sea porque nunca han pagado siquiera una cuota de los bienes que
compraron, o bien pagaron parte de esos bienes pero no alcanzaron siquiera a enterar el capital de
lo adquirido. Y este punto no es menor, en tanto cerca de dos tercios del universo de repactados
se encuentran actualmente en esa situación, con los televisores, electrodomésticos y otros bienes
adquiridos en sus casas pero impagos. Es decir, se trata de personas que no cumplieron con
sus compromisos, elemento esencial para distinguir aquellos que son merecedores o no de una
eventual indemnización. De recibir un resarcimiento, estaríamos dando un mensaje distorsionado
de aquellos valores básicos y esenciales de un país que se precia de seriedad, incluso a nivel
internacional, en el cumplimiento de sus compromisos.
De otro lado, se encuentran - a juicio de muchos y no solamente el mío – las verdaderas víctimas
directas e inocentes de este escándalo financiero inusitado en Chile: los accionistas minoritarios.
Se trata de cerca de 10.000 personas que confiaron en nuestro sistema bursátil, financiero y
en las autoridades administrativas, invirtiendo en la mayoría de los casos sus ahorros, producto
del esfuerzo de años. Hoy en día, sus acciones están devaluadas en más de un 90% y ello sin
considerar el fantasma de la quiebra que ronda desde el estallido del caso a la fecha, causando
verdaderos estragos económicos en sus familias y por qué no decirlo también un enorme daño
moral.
A diferencia de los dos tercios de consumidores morosos, los minoritarios no le deben un peso
a nadie. No han dejado de cumplir sus compromisos, al contrario, le inyectaron capital propio a
una empresa que era vendida por los actores del mercado como la “niña bonita”, una verdadera
fantasía montada y creada por ejecutivos inescrupulosos que sólo tuvieron en cuenta su beneficio
económico personal.
Tras el estallido del caso La Polar, hubo una verdadera estampida de ejecutivos de la empresa
quienes fueron desvinculados de ella precisamente por su eventual participación en los delitos
conocidos por todos. De ahí en adelante hemos advertido una nueva administración, la que con
entereza ha tenido que dar la cara a todo un país por hechos y delitos cometidos por otros. Esta
nueva administración ha demostrado su abierta y franca disposición, primero, en reconocer que
se cometieron actos ilegales e inmorales perjudicando a sus clientes, segundo, en realizar todo
lo que esté a su alcance por lograr acuerdos de indemnización y reparación a los consumidores
efectivamente afectados y, tercero, en emprender una verdadera labor titánica para salvar a
la compañía de la quiebra. Es precisamente esta actitud la que acerca a los minoritarios que
represento a esta nueva plana de ejecutivos y nos moviliza hoy día a levantar la voz y dar a
conocer a la opinión pública hechos tan relevantes como los que he señalado en las líneas
anteriores.
Por último, no podemos dejar de lado el rol del Estado quien –a través de las autoridades del
ramo – han dado ciertas señales importantes: hay que buscar los equilibrios, señaló el Ministro
de Economía Pablo Longueira. Dicha frase cobra especial relevancia, en tanto los consumidores
que fueron perjudicados deben ciertamente ser reparados, pero también es importante que la
empresa no quiebre. De lo contrario, todos pierden. Pierden los consumidores y acreedores de
indemnizaciones; pierden los accionistas minoritarios la totalidad de su inversión; pierden millones
de chilenos que cotizamos en el sistema de las AFP; y también pierden su fuente laboral 7.000
trabajadores, arrastrando con ello a sus familias. En suma, nadie gana con una quiebra de La
Polar, y por ello hemos llamado a las autoridades a mirar este caso bajo un prisma global, porque
efectivamente este es un problema que ya alcanza ribetes sociales y que requiere de esa
especial visión.
Queda mucho camino por recorrer en el caso La Polar, no sólo en los tribunales de justicia, ni en
la labor que el poder legislativo que tendrá que hacer para implementar los cambios necesarios
a fin de evitar que esto vuelva a ocurrir, porque lo que está en juego es la credibilidad de nuestro
sistema financiero y bursátil, lo que los abogados llamamos el orden público económico. Para ello
habrá tiempo y esperamos que también lleguen las soluciones definitivas.
Pero mientras tanto, se hace imprescindible poner sobre la mesa lo inmediato, lo concreto, lo
real: sólo un tercio de los clientes de La Polar son víctimas de su anterior administración, y por el
contrario, el 100% de los accionistas minoritarios son los perjudicados directos. Como me enseñó
un profesor en la universidad “las cosas son como son y no como las partes quieren que sean”
Bárbara Salinas Acuña
Abogado representante de Accionistas Minoritarios La Polar
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